domingo, 5 de marzo de 2017

La Lluvia.

La Lluvia.


La Lluvia
repiquetea cantarina
sobre el techado de chapas
de mi cálido refugio hogareño...

Sus gotas, son notas fugitivas
de liras de ángeles,
corriendo jubilosas
sobre la pendiente de mi morada...

La monotonía
de sus acordes melodiosos,
reaviva las llamas
de mis remembranzas...

Y los recuerdos
emergen de las cenizas del olvido,
como un fénix justiciero
de la memoria sempiterna...

Que se yergue imponente
abriendo sus alas de fuego,
sobre el frío glacial
del territorio cruel del ostracismo.

Con una secuencia
de rítmicos intervalos
aparecen unos tras otros
los rostros de los seres queridos....

La mente guarda memoria
y el corazón las congojas
por aquellos a quienes amamos
que se fueron para siempre de nuestro lado.

Tantas penas asimiladas
se apretujan unas a otras,
como los hijos cuando buscan consuelo
en el regazo materno...

Y el corazón se agiganta
para hacerle lugar a todas,
soportando el asedio
de las huestes del olvido.

La Lluvia detiene su efluvio
y así como ella encuentra amparo en la tierra,
así el corazón...le da asilo a la nostalgia
cubriendo de amor eterno las reminiscencias.


Autor:
Ignacio Camaño
Rosario Santa Fe
República Argentina
Derechos reservados.








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