martes, 11 de diciembre de 2018

FANTASÍA Y REALIDAD.

FANTASÍA Y REALIDAD.

¡¡¡...La fantasía tiene mucho de realismo
y la realidad muchas veces supera a la ficción...
En ese mundo vivimos los escritores, 
con sueños, risas y lágrimas...
forjando castillos en el aire 
para morar allí con nuestra realidad...!!!

Autor:
Ignacio Camaño
Rosario de Santa Fe
República Argentina
Derechos reservados.

domingo, 9 de diciembre de 2018

¡LOS DIOSES PRIMORDIALES...!

En la vorágine de la city en horas pico del mediodía,
se hace casi imposible caminar entre la muchedumbre;
que presurosas invaden las veredas rumbo a sus quehaceres diarios...
Caótico maremagnun humano con destinos disimiles y precisos,
entablando una maratonica marcha por cumplir con su vida rutinaria...
Pasamos cada uno como autómatas, ignorando rostros cuasi invisibles.
Distinguir entre tanta gente la presencia de alguien conocido
es tarea vana y casi sin sentido...Solo la arbitrariedad del destino
tejiendo con maestría sus redes, hace que eso fuera así posible...!
Gentiles y comprensivos lectores: Creí necesario este breve prólogo
para que entiendan el mensaje de mi hija literaria:
¡¡¡Mostrar que el amor nace en todos lados...!!!




LOS DIOSES PRIMORDIALES...


No se, que viento travieso y cómplice de Cupido,
hizo que tropezaras y cayeras sorpresivamente sobre mi continente...
Instintivamente pisé firme para impedir que nos cayéramos ambos,
y grande fue mi sorpresa al girar para sostenerte,  ver que eras tú...
Si, tú...quien me pedía disculpas aun sin verme, abochornada y con la vista baja,
buscando desesperada el celular que se te había caído en el encontronazo...
Te dije:- No pasa nada- mientras te sostenía con una mano casi en cuclillas,
y con la otra te alcanzaba el celu que cayó entre mis piernas.
Te pregunté si te sentías bien, y entonces alzaste la vista reconociéndome...
Cuantas veces nos habíamos cruzado, caminando en los senderos diarios...
Mirándonos desde lejos sin pronunciar palabras, diciéndonos con la mirada
un mundo de promesas, cada vez que nos cruzábamos en el paseo por la plaza.
Tú, eras apenas una niña, brotando en el jardín de la vida como una flor exuberante,
y siempre pasabas acompañada, alumbrando con tu sonrisa angelical donde pasaras...
Nuestras miradas se buscaban desesperadas, sin poder disimular sus ansias,
obsequiandonos sonrisas furtivas entre la gente, cada vez que nuestros ojos se encontraban.
Yo esperaba una ocasión precisa, para poder hablarte cuando una oportunidad apareciera...
Y se fue diluyendo el tiempo sin poder hallarla, consolándome solo con verte cada día...
Y allí estabas tú...cumpliendose mis mas intimos deseos, tenerte cerca mio para hablarnos...
Abochornada por la situación, me contestaste afirmativamente,obsequíandome una sonrisa,
y te quedaste alelada mirándome, sin atinar a efectuar ningún movimiento.
Nuestras miradas se cruzaban con el sortilegio de un hecho inédito...La cercanía anhelada.
Y nos quedamos así, aletargados, suspendidos en el espacio y el tiempo.
Disfrutando ese momento supremo, de la proximidad de nuestros cuerpos.
Inmersos en la magia que prodigan los poderes de Eros y Afrodita...
En ese momento de perplejidad que precede al asombro.
Tú, eras como una flor cuando tiembla de gozo, ante la proximidad del Colibrí...
Y yo era el ave sedienta que quería libar su néctar preciado...el elixir del amor...!
Que conjunción maravillosa del pícaro destino, nos hizo encontrarnos entre esa muchedumbre
que con vértigo alocado, pasaba a nuestro lado como si fuéramos invisibles...
Algunos nos esquivaban con fastidio, como si fuéramos un obstáculo a su prisa.
Lo cierto es que la realidad, tejió un remanso a nuestro lado en la vorágine de la City.
Y ahí estábamos nosotros, inmersos en el torbellino humano, ajenos al cáos que nos rodeaba.
En un suspenso absoluto, mirándonos sonrientes y extasiados...atónitos ante la sorpresa
de encontrarnos entre tanta gente, con el beneplácito estampado en nuestros rostros...
Haciendo visible que nuestros pensamientos eran, que ese instante nunca terminara.
La eternidad de esos segundos transcurridos entre sonrojos, por descubrirnos mutuamente...
Presos de la emoción que nos embargaba, no queríamos que ese momento culminara...
Y sin pensarlo siquiera nos fundimos en un abrazo soñado, sellando con un beso ávido
el deseo de nuestras almas y cuerpo, por unir nuestros pensamientos en un sentimiento sublime:
Eramos dos seres encontrando el amor en una situación impensada, ni siquiera imaginada;
que estaba esperando en nuestros corazones desde siempre en un estado larvario...
Sin siquiera hacer falta palabras para expresar, lo que brotaba a raudales entre nosotros:
El milagro del amor nacido entre miradas y sonrisas hacía su aparición entre los dos,
en el instante y lugar menos pensado, porque el amor es así:le gusta ser inesperado...
Nacer con la libertad de lo puro y espontáneo, y aparecer de improviso en cualquier lado.
Sin importar el lugar, ni la gente que pasaba a nuestro lado raudamente e indiferentes,
nos declaramos el nuestro entre risas y caricias; musitandonos levemente mil susurros al oído.
Parados y abrazados en medio de ese mar de personas, nos dijimos mil cosas guardadas...
Hasta que impelidos por la marea humana que pugnaban para avanzar a sus destinos,
sin importarles que el nuestro era encontrarnos para darle sustento al milagro del amor...
Tuvimos que movernos como autómatas, ya que la vida es movimiento continuo,
y a nuestro pesar teníamos que proseguir nuestros caminos, que el vivir diario nos marcara.
No sin antes prometernos vernos nuevamente...y lentamente logramos salir de nuestro trance...
de ese mágico momento, moviéndonos sin soltarnos las manos, hasta recuperar la realidad...
Y nos fuimos charlando hasta la parada del colectivo, quedando en vernos prontamente...
Tú te fuiste primero, regalándome una sonrisa con la certeza de una promesa,
Y yo me quedé pensando en el momento ansiado de vernos nuevamente,
con la convicción de que ese encuentro sera inevitable, dictado por nuestro destino...
usando para sus fines, la ayuda inestimable de los dioses primordiales del amor y los deseos.


Autor:
Ignacio Camaño
Rosario de Santa Fe
República Argentina
Derechos reservados.