miércoles, 19 de noviembre de 2014






Vivir... es mirar el tiempo de reojo,
silbando bajito una melodía Hameliana.


Autor:
Ignacio Camaño
Rosario Santa Fe Argentina
Derechos reservados.

domingo, 9 de noviembre de 2014

EL SEÑOR DEL TIEMPO





















EL SEÑOR DEL TIEMPO


Pasa el tiempo en su marcha inexorable
como ráfaga de viento entre las hojas.
Imperturbable a las elucubraciones
que nuestra percepción de el divague,
en su concepción de pasado presente y futuro.

Sin embargo la  realidad no me arredra
y obstinado, estoy convencido en mi fantasía
que todo es posible aunque parezca inverosímil.
La imaginaciòn roza lo absurdo, pero es el preludio
de todo lo que se logra en nuestro mundo.

Intento fabular que puedo detenerlo
y encuentro en mi ensueño que todo es viable;
La ilusión trasciende mis sentidos
y siento, que su incesante devenir
no logra disminuir la pertinacia de mis cavilaciones

Mis pensamientos minimizan su eternidad
y me solazo en  la taumaturgia de sus intervalos:
El momento crucial en que un instante
desafía la perpetuidad de su acontecer
anidando para siempre en los recuerdos.

Pienso, que frena su fluir cautivado de asombro
ante los prodigios naturales que embelesan,
ensimismado, en las maravillas del universo
que son la pausa en el andar incesante que transita;
El remanso, en el río tumultuoso que fluye sempiterno

El sortilegio del arco iris, es uno de ellos...
El vuelo suspendido del ruiseñor libando una flor...
Las auroras boreales que incendian el cielo
reflejando colores como un caleidoscopio;
son  prodigios que sustentan mi creencia....

Hay tantos portentos en el cielo y la tierra
y es tan corta nuestra vida para apreciarlo todo,
que nuestro afán de lograrlo es solo una quimera.
Solo el, goza de la eternidad para disfrutar
los dones que pululan por el espacio que nos rodea

Pero... para el poderoso señor del tiempo
que galopa soledades sobre desiertos de nieve,
y detenta omnímodo su poder de tirano...
la sensibilidad es como un granito de arena
y la impiedad es su única bandera

Amado y odiado por súbditos y vasallos
florece su reinado en primavera, cuando las flores
 abriendo sus corolas, le profesan su idolatría...
La naturaleza toda le rinde pleitesía a su paso,
estallando en un coro de trinos y dulces melodías.

El dragón del estío exhala sus llamas,
su fuego abraza la tierra de medio continente
y voraz consume con su apetito diurno
hasta las primeras sombras de la noche
casi hasta extinguirla con su codicia por el día.

Bajo el agónico resplandor del ocaso mortecino
las golondrinas inician la migración presentida
al ver caer las primeras hojas del otoño que comienza:
Los arboles que se desnudan del ropaje de la flora;
y  las flores que se ponen mustias perdiendo la lozanía.

El Invierno se yergue ominoso con gélidos suspiros
y se extingue sorpresivamente el bullicio de las aves.
Aleteos repentinos por dejar el nido antes que  llegue el frío
lo instan a huir silenciosamente hacia otro hemisferio...
buscando desesperadamènte un clima mas benigno.

Como todo es movimiento permanente, todo pasa:
Primavera. Verano. Otoño. Invierno y viceversa...
En sus ciclicos cambios inalterables e inextinguibles.
Pasa el tiempo... Pasa y sumerge a la existencia
en un cambio perpetuo donde todo nace y fenece...

Todo...menos el señor del Tiempo que es inmortal...
 Pasea imperturbable por el universo sin detener su andar.
 llevando el milagro de la vida y el misterio de la muerte;
 Bajando y subiendo pasajeros, viajeros mortales transitorios;
en el tren milenario que viaja... en las vías de la eternidad...!


Autor:
Ignacio Camaño
Rosario Santa Fe Argentina
Derechos reservados.