martes, 28 de febrero de 2017

ALEJANDRO

Alejandro.

No pude despedirte ante tu viaje inesperado
pero quiero decirte, que nada es definitivo...
Somos viajeros de un viaje interminable
entre estaciones de mundos diferentes.

Somos pura energía vagando en el Éter.
El Universo nos cobija en nuestro deambular...
Desde un arcano origen emana orden divina,
de viajar con la corriente eterna de la vida...

La misión es poblar diferentes planetas,
las naves espaciales del sistema solar;
llegamos a la Tierra y para aclimatarnos...
viajamos nueve lunas en una burbuja de cristal.

Suspendida en una pequeña y gran galaxia
que nos nutre y prepara para nuestra llegada,
al mundo que nos recibe con gran algarabía
pues somos símbolo de buena venturanza.

Yo tuve la fortuna de compartir contigo
tu ciclo aquí en la tierra durante la infancia,
y te aseguro, que el tiempo que lo hicimos
fueron mayores las alegrías que las tristezas.

Tuve el privilegio de enseñarte a caminar,
de dar los primeros pasos para poder andar...
Conmigo balbuceaste tus primeras palabras,
y me llenaste de dicha al decirme "Papá"...

Tantos instantes felices disfruté contigo,
enseñándote y aprendiendo a ser padre...
Esas cosas que entre risas se aprende de a dos
haciéndonos cómplices de gratos momentos.

Los vínculos están llenos de momentos
que se guardan en el cofre de los recuerdos...
Ellos hacen menos cruenta la certeza
de que la vida, sea tan frágil y efímera.

Sin embargo, es solo la corteza material
la que perece, pues el espíritu es energía
y nunca fenece, solo se transforma...
y vuelve al Éter, viajando en su eternidad.

¡Mi alma saluda el feliz evento de conocerte
y como somos viajeros perpetuos en el espacio
quizás, coincidan nuestros sinos nuevamente
en otro lugar del bello y recóndito universo...!!!

Autor:
Ignacio Camaño
Rosario Santa Fe
República Argentina
Derechos reservados.













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