martes, 30 de noviembre de 2010

Llanero Santafecino





















Soy llanero santafecino...
de aquel pago querido,
¡Correa de Santa Fe...!
Donde el sol, vital y juguetòn,
se esconde en los trigales
dejàndoles, su dorado resplandor..!

Yo soy de allí...
donde el horizonte,
se incendia en los maizales...
en fascinantes atardeceres!
Donde la vista se pierde...
en un mar, de fantásticos colores!

No hay límites
para la admiraciòn,
que despierta la llanura.
La sabana que se extiende,
en gama calidoscópica...
de sorprendente hermosura!

Su exuberante belleza...
es el lugar donde reposan,
jirones de mi alma eternamente,
pues, descansan en esa tierra,
inolvidables seres queridos...
que están vivos en mi memoria!

Junto con los recuerdos,
de ese mágico terruño...
donde vine a este mundo,
en un hogar campesino...
que aunque humilde en su origen,
rico...en su estilo provinciano!

Me dicen buenos amigos,
que soy buen narrador...
yo no se, si es para tanto,
solo escribo lo que siento!
Escribir es mi pasión...
y lo hago con gran contento!

Quiero en esta ocasión,
comentarles con orgullo,
que el lugar donde nací...
es la llanura argentina!
Por eso quiero expresar,
lo que estalla en mi pecho...

Les digo con emoción sincera...
¡Soy campesino señores!
¡Llanero de Santa Fe..!
Citadino por exigencia,
del arbitrio del destino...
más...sigo siendo, ¡llanero...!

Por eso, es que hoy les cuento...
de su belleza extraordinaria!!!
De la vida del labriego,
aquerenciado en su suelo...
Y, de las peripecias naturales,
de los habitantes del campo...

Soy vecino del hornero,
que feliz vive en su nido,
hecho de adobe y paja...
canta alegre todo el día,
agradeciendo a la vida...
por su casa y su familia!

Una liebre pasa a los brincos
buscando el campo arado,
para escapar de unos galgos
que se relamen de gusto,
por hincarles sus dientes
como presa apetecida...

Màs,  esta con elegancia
se pierde en la distancia...
Mientras, se hunden sus patas
en la blanda tierra arada,
y se desvanecen sus ganas
de continuar la cacerìa.

Chillan algunos teros...
por las indeseables visitas,
que estorban sus tareas
de quitar a las simientes;
la amenaza de las orugas...
y por las dudas, levantan vuelo...

Desde el aire, otean su nidada...
y si notan que los intrusos,
sean una posible amenaza...
pegan unos cuantos gritos,
para atraer su atención
y alejarlos de su pollada!

Bandadas de pajaros...
sobrevuelan los sembradìos.
Corren los cuises en los pajonales,
y a la vera de los caminos...
En las acequias y sanjones, las iguanas,
juegan gozosas, con el agua de las lluvias.

Canta el jilguero...
planeando en el cielo,
en romántico vuelo de cortejo.
Atisba el tordo ladino...
que algún nido haya quedado solo,
para que la hembra, deje sus huevos.

Mugen curiosas algunas vacas
a las orillas de los potreros,
los ojos como dos huevos...
mirando absortas, algún viajero
que las saca de su tediosa...
tranquilidad campesina.

Ese bucólico encanto...
de la llanura santafecina,
donde el tiempo se limita
entre los amaneceres tempranos,
y las noches anticipadas...
apenas el sol se esconde...!

La luna llena se refleja
en los inmensos trigales...
la planicie se hace día
con las estrellas en el cielo...
tal parece que se acarician
con todos los sembradìos...!

Los sonidos del silencio,
se hacen audibles en extremo...
si se siente hasta el rocío,
que va cayendo bienhechor...
con su manto de sosiego,
sobre las sementeras del campo..!

Antes, que el gallo cante tres veces,
ya se levanta el labriego...
Lo saluda el lucero,
que atrevido de contento...
acompaña hasta el alba,
la labor del campesino!

Vuelve el sol a salir,
dando comienzo al día!
Y como extraño sortilegio
renace todo, lleno de algarabía.
Concierto de trinos y gorjeos,
melodía...del milagro de la vida!

¡Hermosa tierra argentina!
Refugio del inmigrante.
Hogar de nuestros abuelos...
fecundos agricultores,
de la indómita llanura.
¡Cultores de tradiciones!




lunes, 8 de noviembre de 2010

¡¡¡...MURMULLOS EN EL VIENTO...!!!

¡¡¡...MURMULLOS EN EL VIENTO...!!!




Encontrándome solo a la medianoche, bajo un manto de estrellas;
en la terraza de la casa que era mi provisoria morada...
La noche era apacible y la luna alumbraba en todo su esplendor...
El aire estaba quieto. Las ramas de los arboles reposando, de su perenne inquietud.
El silencio era casi oprimente, mientras realizaba una ímproba labor.
Algo irrumpió en mis oídos...Un sonido apenas perceptible.
Miré en derredor, y aguzè el oído, tratando de ubicar de donde venía...
Más al no divisar de donde provenía, consideré que nada ni nadie había
y proseguí con mis tareas más rápidamente; pues quería terminar de prisa.
No porqué tuviera miedo sino, porqué quería irme a descansar; más...
Nuevamente escuché aquellos sonidos ininteligibles.
No obstante, hice caso omiso esta vez y continué en lo mio.
Sin embargo, mi oído ya captaba un murmullo de voces...
Entonces traté de ubicar nuevamente de donde venían...
Y no provenìan de un sitio determinado, parecía,que brotaran de todos lados:
De la casa del vecino...De la del otro...De la ochava de la esquina...Y de los arboles...
Las voces fluctuaban por doquier...Por abajo, por arriba y por mis lados
y extraña cosa me ocurrió, desestimé de mi cualquier miedo, y al contrario...
Una dulce paz me invadió...cuando los sonidos al hacerse audibles,
se convirtieron en especies de trinos o cánticos melodiosos...!
Miré nuevamente hacia todos lados y nada vi...Oteé hacia abajo sin ver nada extraño
y sin embargo, los sonidos se escuchaban ya con claridad.
Atisbé hacia las ramas de los árboles, y nada vi...y tal acontecer no amainaba,
más bien, se hacían cada vez mas audibles...y ya eran voces...voces que cantaban...
Y sentí,que era a mi a quien se dirigían...Sentía que esas voces me decían...
¡Que escribiera!!!...Que escribiera...¿pero, no entendía claramente a que se referían?
De pronto,cesaron...Y cosa aun mas extraña, era que siguieran como un eco en mis oídos.
Empero, como había terminado mi labor en la terraza, emprendí a retirarme hacia abajo...
hasta la habitación donde mi esposa dormía en el lecho conyugal ajena a todo...
y observando que dormía no quise despertarla para contarle lo que me había ocurrido.
Me acosté a su lado y me quedé profundamente dormido.

Al despertar al otro día, me levanté para realizar mis tareas cotidianas.
Mi esposa ya se había levantado y preparado el desayuno...
Estaba dándoselo a nuestros hijos y me llamó para sumarme a ellos.
Después de haberlo hecho, subí a la terraza para leer el periódico en busca de trabajo...
pues, estando desempleado, me agobiaba lo que eso significaba...
Máxime, porque mis ahorros ya flaqueaban y el dinero hacia falta para la supervivencia
y era menester solucionar rápidamente mi problema material.

En eso estaba, leyendo los clasificados, cuando oí nuevamente los murmullos...
hacerse audibles en extremo...y mientras leía el diario llegó a mis oídos una voz
que imperiosa pero dulcemente me conminaba a dejar el diario...
-Deja el diario-escuché claramente que esa voz me decía...
Atónito... miré hacia todos lados, buscando el origen de quien lo había pronunciado...
y a nadie vi...entonces pensé:me estaré volviendo loco...y proseguí con mi lectura,
y otra vez, la orden resonó en mis oídos...-Deja el diario-
Levanté mi vista y miré de donde había venido el sonido de la voz...
y al buscar el sitio de donde había salido, solo veo árboles...
Entonces me asomé hacia la calle y miré en derredor, sin ver a nadie...
y pensé nuevamente que estaba loco...y bajé de la terraza inmediatamente
para contarle a mi esposa ese evento que me estaba ocurriendo...
y mientras voy caminando,el viento me acaricia y susurra en mis oídos
-No corras, no estás loco- me detengo consternado y mirando a todos lados
y no viendo a nadie, huyo ya presuroso hacia abajo...
Busco a mi esposa por todos lados y no la hallo...
Salgo a la vereda y me fijo en una casa rodante que teníamos estacionada...
Penetro en ella para ver si estaba adentro y no estaba...
Entonces nuevamente escucho la voz en mis oídos...
-No estás loco Ignacio,solo estas asustado- ¡la voz mencionó mi nombre...!
Miré azorado hacia todos lados y llegué a la conclusión definitiva de mi locura
al no ver a nadie en ningún lado a mi alrededor...y calmé mi ansiedad
al ver que mi esposa con mis tres hijos venían caminando por la acera...
Fui al encuentro de ellos y momentáneamente desapareció mi tormento.

Después de contarle a mi esposa los detalles de lo que me venia sucediendo,
esta me calmó con su dulzura habitual y me dijo que yo no estaba loco...
que seguramente serían mis preocupaciones por haberme quedado sin trabajo.
Pero que eso era pasajero, con seguridad pronto aparecería algo.
Y si volvía a ocurrirme ese evento extraño, tratara de dominar mi miedo
y averiguara a que se debía.Ya mas tranquilo, decidí indagar que era lo que me ocurría,
y decidido subí a la terraza...mi esposa y mis hijos subieron conmigo,
y entonces el mas chico, resolvió el misterio...
Papuu son los ángeles -dijo- cuando yo estoy solo a mi me hablan
-prosiguió- el otro día, uno de ellos me salvó de que me caiga hacia la calle,
porque yo quería atrapar un pajarito -nos contó con toda su inocencia-
y no pude menos que arroparlo entre mis brazos...no obstante...
pensaba, que quizás no estaría equivocado...
y después de platicar un rato en la terraza con mi familia,
bajamos y continuamos con nuestras actividades hogareñas.

Ya casi me había olvidado de lo ocurrido y sucedió que después de una tormenta
tuve que subir a la terraza a limpiar de hojas y basuras acumuladas
las bocas de los desagües como ocurría siempre después de los meteoros...
Apenas paró de llover me enfundé en mi traje de lluvia
y encaré decidido a realizar esa tarea en la azotea.
Estaba atardeciendo, y a la luz desfalleciente del ocaso me puse a realizar mi tarea...
Rápidamente, pues en cualquier instante seguía el aguacero...
Tiré las ramas hacia la calle cuidando de no golpear a nadie,
y junté la basura y las hojas en una bolsa.
Y luego de cerciorarme que todo estaba limpio decidí bajar de prisa...
Mas...mis pasos se detuvieron en el primer escalón de la escalera...
El viento volvía a susurrarme en mis oídos...Atónito...Perplejo...
Escuchaba la voz en mis oídos...En mi cerebro...En cada poro de mi cuerpo...
Y aunque, seguía sin poder creer lo que escuchaba, ya no pensaba que estaba loco.
Escuché claramente que las voces me decían -Ignacio, tienes que escribir-
Escribir ...pensé yo, ¿como saben que a mi me gusta hacerlo desde niño...?
Y la voz me dice -Claro que si, esa es tu función, escribir...-
Volví sobre mis pasos...Dejé que la lluvia suave me acariciara el rostro,
mientras buscaba algo material de donde salieran esas voces, pero...ya no tenía miedo.
-Claro...-me dijo la voz-...un ángel se corporizò en tu hijo para que perdieras el miedo-
El viento,sacudía los árboles...mas de pronto...
Cesó su ímpetu y los gigantes dejaron de moverse como marionetas...
El sol asomó en el horizonte mortecino...
Y se pudo ver aparecer la belleza exultante del arco iris despidiendo a la tormenta...
Las nubes despejaron el cielo en un instante,
Y la bóveda celeste imponente hizo su aparición cubierta de las primeras estrellas....
Y yo, parado en medio de la terraza, dialogaba con los murmullos...
que me traía el viento a mis oídos...Mientras una dulce paz me hacia aceptar,
ser parte de ese universo calidoscópico que me envolvía como un manto...!
Mientras los murmullos en el viento me decían...:-Escribe Ignacio...escribe...
y luego que escribas entenderás...pero, empieza a escribir que no estás loco,
solo estás oyendo la voz de tu destino.-
Y aunque, aun estaba perplejo y no atinaba a razonar...
Escuché con atención diligente las premisas que imbuían mi espíritu de gozo.
Y luego de un tiempo suspendido de cordura, me fui feliz a cumplir con ese mandato...
Para empezar, traté de narrar aquí lo que me había sucedido...
y luego a esperar cumplir con el sino encomendado...¡Escribir...!
Y tengo ansias de seguir escribiendo sin cesar muchas otras cosas...
Y aunque no se cuales son, espero con ansias de demente...
recibir las órdenes de mi destino...y siento...que debo seguir escribiendo...
Escribiendo...Escribiendo...Escribiendo.