domingo, 29 de julio de 2018

MURMULLOS


¡¡¡...MURMULLOS EN EL VIENTO...!!!

Encontrándome a la medianoche, solo, bajo un manto de estrellas.
La noche era apacible...Y la luna alumbraba en todo su esplendor...
El aire estaba quieto. Las ramas de los árboles, reposando de su perenne inquietud...
El silencio era casi oprimen te, mientras realizaba una ímproba labor
en la terraza de la casa que era mi provisoria morada.
Algo irrumpió en mis oídos...un sonido apenas perceptible...
Miré en derredor, y aguzè el oído, tratando de ubicar de donde venía...
más, al no divisar de donde provenía, consideré que nada ni nadie había
y proseguí con mis tareas más rápidamente,pues quería terminar de prisa
no porqué tuviera miedo, sino, porqué quería irme a descansar.
Sin embargo, nuevamente escuché aquellos sonidos ininteligibles...
No obstante, hice caso omiso esta vez, y continué en lo mio...
Pero…mi oído ya captaba un murmullo de voces...
Entonces, traté de ubicar nuevamente de donde venían ellas,
y no provenìan de un sitio determinado, parecía, que brotaran de todos lados;
De la casa del vecino...De la del otro...De la ochava de la esquina...
Y de los arboles. Las voces fluctuaban por doquier...por abajo, por arriba
y por mis lados...Y extraña cosa me ocurrió, desestimé de mi cualquier miedo, y al contrario, una dulce paz me invadió, cuando al hacerse audibles dichos sonidos…    
¡Se convirtieron en especies de trinos o cánticos melodiosos...!
Miré en derredor nuevamente y nada vi...otee hacia lo alto y nada vi...me asomé hacia abajo y nada vi...y sin embargo,los sonidos se escuchaban ya con claridad...Miré hacia las ramas de los árboles, y nada vi...y tal acontecer no amainaba, más bien, se hacían cada vez mas audibles...y ya eran voces...voces que cantaban, y sentí,que era a mi a quien se dirigían...y sentía que esas voces me decían,que escribiera...¡que escribiera...! Mas, no entendía claramente a que se referían, y de pronto,cesaron... y cosa aun mas extraña, era que siguieran como un eco en mis oídos, empero, como había terminado mi labor en la terraza, emprendí a retirarme hacia abajo, hasta la habitación donde mi esposa dormía en el lecho conyugal ajena a todo, y observando que dormía no quise despertarla para contarle lo que me había ocurrido, me acosté a su lado y me quedé pro fundamente dormido.

Al despertar al otro día, me levanté para realizar mis tareas cotidianas, mi esposa ya se había levantado y preparado el desayuno, estaba dándoselo a nuestros hijos y me llamó para sumarme a ellos...Después de haberlo hecho, subí a la terraza para leer el periódico, en busca de trabajo, pues estando desempleado, me agobiaba lo que eso significaba, máxime, porque mis ahorros ya flaqueaban y el dinero hacia falta para la supervivencia familiar, y era menester solucionar rápidamente mi problema material. En eso estaba, leyendo los clasifica dos, cuando oí nuevamente los murmullos... y los sonidos hacerse audibles en extremo... y mientras leía el diario llegó a mis oídos una voz que imperiosa pero dulcemente me conminaba a dejar el diario... -Deja el diario- escuché claramente que esa voz me decía... Atónito miré hacia todos lados, buscando el origen de quien lo había pronunciado... y a nadie vi... entonces pensé: me estaré volviendo loco... y proseguí con mi lectura, y otra vez, la orden resonó en mis oídos... -Deja el diario- levanté mi vista y miré de donde había venido el sonido de la voz... y al buscar el sitio de donde había salido, solo veo árboles... entonces me asomé hacia la calle y miré en derredor, sin ver a nadie, y pensé nuevamente que estaba loco... y bajé de la terraza inmediata mente para contarle a mi esposa ese evento que me estaba ocurriendo... y mientras voy caminando, el viento me acaricia y susurra en mis oídos -No corras, no estás loco-  Me detengo consternado y mirando a todos lados y no viendo a nadie, huyo ya presuroso hacia abajo... Busco a mi esposa por todos lados y no la hallo, salgo a la vereda y me fijo en una casa rodante que teníamos estacionada, penetro en ella para ver si estaba adentro y no estaba... entonces nuevamente escucho la voz en mis oídos... -No estás loco Ignacio, solo estas asustado- La voz mencionó mi nombre...! Miré azorado hacia todos lados y llegué a la conclusión definitiva de mi locura al no ver a nadie en ningún lado a mi alrededor... y calmé mi ansiedad al ver que mi esposa con mis tres hijos venían caminando por la acera...fui al encuentro de ellos y momentaneamente desapareció mi tormento.
Después de contarle a mi esposa los detalles de lo que me venia sucediendo, esta me calmó con su dulzura habitual y me dijo que yo no estaba loco, que seguramente serían mis preocupaciones por haberme quedado sin trabajo, pero que eso era pasajero, con seguridad pronto aparecería algo, y si volvía a ocurrir me ese evento extraño, tratara de dominar mi miedo y averiguara a que se debía. Ya mas tranquilo, decidí averiguar que era lo que me ocurría, y decidido subí a la terraza... Mi esposa y mis hijos subieron conmigo, y entonces el mas chico, resolvió el misterio... Papuu son los ángeles  -dijo- Cuando yo estoy solo a mi me hablan -prosiguió- El otro día, uno de ellos me salvó de que me caiga hacia la calle, porque yo quería atrapar un pajarito -nos contó con toda su inocencia- y no pude menos que arroparlo entre mis brazos... no obstante...pensaba, que quizás no estaría equivocado... y después de platicar un rato en la terraza con mi familia, bajamos y continuamos con nuestras actividades hogareñas.
Ya casi me había olvidado de lo ocurrido y sucedió que después de una tormenta tuve que subir a la terraza a limpiar de hojas y basuras acumuladas las bocas de los desagües como ocurría siempre después de los meteoros... Apenas paró de llover me enfundé en mi traje de lluvia y encaré decidido a realizar esa tarea en la azotea. Estaba atardeciendo, y a la luz desfalleciente del ocaso me puse a realizar mi tarea... rápidamente, pues en cualquier instante seguía el aguacero...Tiré las ramas hacia la calle cuidando de no golpear a nadie y junté la basura y las hojas en una bolsa, y luego de cerciorarme que todo estaba limpio decidí bajar de prisa... mas... mis pasos se detuvieron en el primer escalón de la escalera... El viento volvía a susurrar me en mis oídos... Atónito... perplejo... escuchaba la voz en mis oídos, en mi cerebro... en cada poro de mi cuerpo... y aunque, seguía sin poder creer lo que escuchaba, ya no pensaba que estaba loco, y escuché claramente que las voces me decían -Ignacio, tienes que escribir -escribir- ...Pensé yo, como saben que a mi me gusta hacerlo desde niño..? y la voz me dice -Claro que si, esa es tu función, escribir- Volví sobre mis pasos...Dejé que la lluvia suave me acariciara el rostro, mientras buscaba algo material de donde salieran esas voces... pero, ya no tenía miedo... -claro- me dijo la voz... -un ángel se corporizò en tu hijo para que perdieras el miedo- El viento, sacudía los árboles... mas de pronto... cesó su ímpetu y los gigantes dejaron de moverse como marionetas... El sol asomó en el horizonte mortecino... y se pudo ver aparecer la belleza exultan te del arco iris despidiendo a la tormenta... Las nubes despejaron el cielo en un instante, y la bóveda celeste imponente hizo su aparición cubierta de las primeras estrellas....y yo, parado en medio de la terraza, dialogaba con los murmullos que me traía el viento a mis oídos... mientras una dulce paz me hacia aceptar, ser parte de ese universo calidoscópico que me envolvía como un manto...! mientras los murmullos en el viento me decían...: -Escribe Ignacio... escribe... y luego que escribas entenderás... pero, empieza a escribir que no estás loco... solo estás oyendo la voz de tu destino...!  y aunque, aun estaba perplejo y no atinaba a razonar, escuché con atención diligente las premisas que imbuían mi espíritu de gozo y luego de un tiempo suspendido de cordura, me fui feliz a cumplir con ese mandato... para empezar, traté de narrar aquí lo que me había sucedido y luego a esperar cumplir con el sino encomendado... Escribir... y tengo ansias de seguir escribiendo sin cesar muchas otras cosas, y aunque no se cuales son, espero con ansias de demente recibir las órdenes de mi destino... y siento... que debo seguir escribiendo...Las hojas de los árboles me hablan: y entendiendo su idioma me dicen:-que pida a la gente que los cuiden...que no arranquen mas a sus congéneres...! Escribe Ignacio...Me dicen  cientos  de abejas...-Di les a la gente que no rieguen los arboles frutales y a las flores con hormiguicidas, pues nos matan a nosotras- Escribe Ignacio- Me piden los gorriones, dile a los niños que no tiren sus chicles usados a la calles, que muchos de nosotros somos despistados y los tragamos creyendo que son migajas que nos ofrecen los niños y luego nos asfisiamos con ellos, impidiendo que podamos cumplir nuestra función de comer a los mosquitos y a los miles de insectos que asolan las ciudades... Escribe Ignacio: Escribe y sigue escribiendo... Que escribiendo... Tú estás escribiendo la salvación de nuestro mundo...! No te desanimes... que la lucha es cruenta y gracias a quienes escriban sobre los males de este mundo, algún día sembraremos conciencias y cuidaremos el hogar que nos cobija... La Tierra...!!! Tú, sigue escribiendo Ignacio...!!!

Autor:
Ignacio Camaño
Rosario Santa Fe
República Argentina
Derechos reservados...!!!


miércoles, 11 de julio de 2018

LOS RELOJES.


LOS RELOJES.

Me han regalado tantos relojes en mi vida, y nunca dejé de aceptarlos por eso de: "A caballo regalado no se le miran los dientes"...y todos dejaban de funcionar al tiempo inexplicablemente...!?!?!? Me dije: "Soy yo"... Y nunca mas volví a usar uno...! Un día, vino un sobrino a pasear a mi casa y le mostré todos los relojes que tenía guardados, en un cofrecito que compré hace muchos años en una feria de plaza Pringles...Lo dejé mirando ese tesoro silencioso y me fui a hacer un mandado, cuando volví todavía estaba enfrascado con los relojes y al acercarme me dijo: Tío, estos relojes funcionan casi todos...! Yo lo miré con cara asombro y entonces el insistió, y me volvió a repetir -En serio Tío, yo estoy aprendiendo relojería y
ya aprendí mucho, por eso puedo decirte que no tienen nada, salvo falta de cuerda y pilas agotadas- Estupefacto, solo atiné a decirle: Bueno, entonces te los regalo con estuche y todo, porque yo no los uso; vos le vas a dar mas utilidad que yo... Me miró entre sorprendido y halagado y me dijo - Pero Tío esto vale mucha plata, no puedo aceptarlo- Le respondí convencido: Si tiene valor, con mas razón te los regalo, pues entonces me alegra darte algo que valoras mucho mas que yo...y sin darle mas opciones lo obligué a aceptarlo y se llevó el cofre con los relojes. Al Domingo siguiente volvió a mi casa y me dijo, que su Profesor había confirmado que los relojes funcionaban perfectamente... y que el hecho de que no funcionaran conmigo, se debía a algo que tienen muy pocas personas y es el ritmo cardiaco diferente a la mayoría y que trastocan la función de los relojes cuando están en sus muñecas... ¡¡¡Al fin confirmé que era yo el destructor de relojes...!!!

Autor:
Ignacio Camaño
Rosario Santa Fe
República Argentina
Derechos reservados.

miércoles, 4 de julio de 2018

PERTINACIA

PERTINACIA

Que es el tiempo?
Tan solo una ilusión...!?
Una fábula
que trasciende los sentidos...!!!???

Su incesante devenir,
no logra disminuir;
la pertinacia de los recuerdos...

Y los pensamientos minimizan
su ciclo sempiterno e imperturbable
a la visión del ojo humano...

Que solo alcanza a ver,
el aleteo repentino del ave
que perdió su nido...

O, el vuelo suspendido
del inefable colibrí;
libando sutilmente una flor...

También, tenemos el privilegio
de mirar y admirar;
la magia momentánea del Arco Iris...

Y es ese momento crucial,
en que un instante;
pasa a ser un recuerdo sempiterno.

Que es el tiempo ? -me repito-
y colijo, deduzco y concluyo que:
¡El tiempo, es un limite para las ansias;
pero: para el pensamiento no es nada..!


Autor:
Ignacio Camaño
Rosario Santa Fe
República Argentina
Derechos reservados.