LAS NOCHES Y LOS DÍAS
cuando el día
claudica ante el ocaso,
apremiado
por las huestes de las sombras;
que implacables
someten a las luces diurnas
al dominio inevitable
de la noche que se acerca...
La noche,
que en su efímero matriarcado
muestra la sensibilidad de su género,
permitiendo benévolamente
a la luna y las estrellas
que suavicen pródigamente
las tenebrosas penumbras nocturnales...
Selene,
acaricia las tinieblas
con su bienhechora luz plateada.
Y las estrellas
fulguran en el éter
como faros de luces cósmicas.
Los astros,
en pláticas trasnochadas...
son guias en el firmamento
para los viajeros
que surcan temerarios
las sabanas de tierra y agua.
En el silencio nocturnal
se oye un coro de ayes tenebrosos,
sonidos lastimeros que llenan
el lóbrego espacio
con miles de ecos...
Los sonidos del silencio
se hacen audibles...
pareciera que aves, grillos,
ondinas, silfos y elementales,
se coordinaran como una orquesta...
Un elenco variopinto,
reunidos
para ejecutar un concierto...
Una fanfarria musical encantadora
en el anfiteatro inmenso de natura...
la sinfonía
inconmensurable e inconclusa
del milagro sempiterno de la existencia...
¡¡¡Mostrándonos,
las múltiples maravillas;
que coronan el espacio en que vivimos...!!!
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Se va la noche,
viene el día...
La clara aurora ya se divisa.
El sol, tímidamente
aparece por oriente...
Los campos, los arboles,
las flores, las aves
ya adivinan la cercanía
del día que se aproxima.
Las aves, con dulces trinos
le dan la bienvenida...
Las flores silvestres
adquieren vivos colores
y expanden por derredor
ricos perfumes...
Los árboles mueven sus ramas
con la brisa matinal
y pareciera que hacen
adorable reverencia al sol.
En los alrededores,
se siente un gran bullicio...
Son moradores de natura
que expresan su alegría
por el claro día que resplandece...
Todo revive, todo brilla,
todo se llena de trinos,
porque dio término
a la noche obscura.
En la tenue claridad
de la mañana que comienza,
desciende vertiginosamente
desde el multiestelar espacio
luminosidad sorprendente
dibujando contornos de armonía
con haz de rayos;
¡¡¡Es el Sol,
que origina un nuevo día...!!!
¡¡¡Nace el día...
revivificando la existencia...!!!
Febo,
dando movimiento
a las cosas inanimadas...
Su luz y calor
alimenta la llama de la vida.
siendo sin dudas,
parte de la creación divina;
Rey indiscutible
de los astros en nuestra galaxia.
¡¿A que se debe
su arribo a nuestro mundo...?¡
situándose a la distancia
y medida exacta,
desde donde nos prodiga;
su flama de vida...
Haciendo posible con ello,
que en nuestro planeta;
se den las condiciones
para que la vida sea viable.
Sin el,
me imagino un mundo
colmado de sombras,
con un frío glacial
que haría imposible
la existencia humana.
Se me eriza la piel
tan solo con pensarlo.
Ya no serían posibles
las noches y los días,
y toda esa maravilla
que a diario contemplamos;
sin darle la real importancia
que prodiga a nuestras vidas.
Quien diga:
Que la existencia es aburrida...
Pecará del loco extravío
de padecer ceguera y sordera
ante los mágicos portentos
que nos ofrece la naturaleza a diario.
La vida
nos ofrece magnánimamente
la oportunidad de disfrutar
de innumerables prodigios
que son la esencia
de la creación divina.
De nada vale
perder tiempo con conjeturas,
sobre se existe Dios o no...
Nuestra realidad indica,
que todo lo que nos circunda
esta hecho con tanta simetría
y tanto ornamento peculiar;
que es posible deducir
que nada es casualidad...
Todo lo que conocemos,
nos lleva taxativamente
a convencernos tácitamente
que en todo lo creado;
llámese como se llame:
Planetas. Galaxias. Universo.
Y...Nuestro mundo habitable
con sus noches y sus días...
¡¡¡Existe la mano primigenia
de un gran arquitecto celestial...!!!
Autor:
Ignacio Camaño
Rosario Santa Fe
República Argentina
Derechos reservados.
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