¡EFECTO DOMINÒ...!
La lluvia,
repiquetea con furia
sobre mi ventana...
Relàmpagos, truenos y rayos
juegan en la obscuridad.
El viento arrecia
con voracidad renovada,
y arranca las ramas de los árboles
con ferocidad.
¡La naturaleza ataca sin piedad...!
¿Lo hace ó se defiende...?
del daño que le infringimos
los seres humanos sin pensar...
Y ella contraataca,
tratando de zafar del daño ambiental.
Y pagan injustamente
miles de inocentes,
por aviesos pecadores.
Juegan con el destino de la humanidad
talando grandes bosques;
Probando sus bombas atómicas
a gran profundidad
dañan las entrañas de nuestra madre tierra.
Sus cielos...
El aire irrespirable se torna alrededor,
y se abren sus abismos...
Los mares se revelan;
Sus aguas poseídas
convertidas en grandes olas,
llegan a las riberas
sembrando destrozos y gran calamidad.
Las fauces de la tierra
se abren a los cielos buscando respirar,
y engullen sin discriminar
todo lo que encuentran
para calmar su furia.
La lluvia en mi ventana,
en su repiqueteo parece hablar...
Se mete en mis pensamientos,
y en tono monocorde,
como en sistema morse,
me expresa su pesar...
Por la vida de tantos inocentes
que mueren sin cesar,
por esta guerra cruenta
que enfrenta la naturaleza
contra la humanidad.
Sin embargo, me dice:
Que inocentes o culpables
todos morirán, pues...
las huestes de la naturaleza
agonizando están,
y cuando ella muera,
como el efecto dominó...
toda la vida en la tierra
también perecerá...
Seremos abatidos,
vencedores y vencidos.
Y la nada,
el vacío infinito reinará.
La lluvia en mi ventana,
son lágrimas
sobre las mejillas de la humanidad.
Los truenos,
son lamentos que penetran
en los oídos de quien quiera escuchar.
El viento,
zamarrea a los arboles furibundo,
tratando de explicar razones,
y en su idioma nos dice:
Despertad humanidad...
Despertad...¡DESPERTAD...!!!
Autor:
Ignacio Camaño
Rosario Santa Fe Argentina.
Derechos reservados
Nota del autor: Vaya esta homenaje a todas las victimas de los desastres naturales,comunmente provocados por la dasampresiva actitud de muestros propios congéneres.
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