¡URDIMBRE...!
Teje la araña su trama.
El gusano, teje su seda.
El ave en la arboleda
teje su nido en la rama.
La simiente floreciente
teje su brote en la tierra,
asoma timidamente
y crece audaz, imponente.
Teje lazos fraternales
la amistad,
con sinceridad manifestada
en la estima,
y en la admiración;
en el amor generoso
y en la comprensión,
ya que, la amistad
no es fugaz ni engañosa,
si se teje con franqueza.
La desteje la mentira,
la hipocresía,
la doblez y la traición.
Teje el amor
en la existencia,
convivencia de los géneros,
para la natural esencia
de reproducir la especie.
La desteje la intolerancia
la incomprensión y el rencor.
Se desteje la armonía
por las humanas pasiones,
por el poder omnipotente,
la soberbia y la barbarie.
Por las mezquinas pasiones
se teje la mas cruel
de las sinrazones
en arcaicos corazones:
¡La guerra!
Con sus bemoles
de muerte y destrucción.
Se teje la paz en el mundo
con respeto por la libertades;
Por los derechos elementales
sean propios o ajenos.
Esa trama impenetrable,
es la causa
del misterio de la vida.
Y el ser humano,
laborioso
teje y desteje sus sueños.
Tejiendo y destejiendo
conjeturas sobre enigmas,
al no entender la causa
primigenia de las cosas.
Sobre el principio y el fin,
sobre la vida y la muerte...
Tejiendo estos interrogantes
va tejiendo su destino.
Teje redes de caminos
que entrecruza con sus pares,
buscando ávidamente
su itinerario de viaje.
Sus pasos, que dejan huellas
en transito irremediable,
hacia su sino implacable...
Van destejiendo el estambre
de un secreto insondable:
La urdimbre inexplicable
que atesora la existencia;
laberinto infranqueable
que obsesiona intensamente,
nuestra exigua intelección
de la maraña que anonada.
Tejen y destejen teorías
pensamientos optimistas,
de pretender descifrar,
el acertijo vivencial
que subleva nuestro ego;
tejiendo y destejiendo
nuestra humana condición,
conjeturas del arcano
que cubriendo nuestras vidas,
nos lleva sin dilación
a la perenne obsesión
de desvelar,
el destino que nos toca.
Teje el poeta los versos,
en la alba hoja que invita
incitante y traviesa,
a pergeñar en ella:
¡La magia de la poesía!
Virgen inquieta,
que teje la curiosidad
sobre su impoluta castidad;
y lujuriosa ansía
destejer anhelante,
el velo de su inocencia.
La urdimbre
de mis pensamientos:
al impulso
de un sentir recóndito,
movieron mi mano
con gran frenesí;
uniendo las letras
con exàltaciòn.
Con magia inaudita
entró en mi sangre,
el sumo mandato
que yo obedecí
cual dócil esclavo,
escribiendo el dictado
del estro sutil.
¡Tejí mi sayal
con dedicaciòn,
para que lectores ávidos,
destejan la trama
que mi inspiración urdió!
Autor:
Ignacio Camaño
Rosario Santa Fe Argentina
Derechos reservados
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